¿Quién nunca ha oído hablar de disruptores endocrinos? Ácido kójico, 4-metilbenciliden alcanfor, propilparabeno, triclosán, octocrileno ... Estas sustancias presentes en el aire, el agua, el suelo, los alimentos, los cosméticos y muchos más objetos de nuestra vida cuotidiana son cada vez más probables que puedan inducir trastornos endocrinos.
Esta contaminación invisible a la que estamos constantemente expuestos fue uno de los temas destacados en cumbres europeas del 2017, debido a la importancia de legislarlo a nivel europeo. Esta vaguedad sobre los productos que nos rodean alimenta el miedo entre los consumidores que ya no saben a que productos recurrir.
Actualmente, se están evaluando unas ochocientas sustancias químicas en nuestro medio ambiente.
Debido a que SVR es un laboratorio dermocosmético con un gran público familiar y preocupado por la seguridad y la tolerancia de sus productos (que ya están sujetos a una drástica carta de tolerabilidad), SVR ha querido proporcionar a nuestros consumidores respuestas concretas, a través de una serie de pruebas realizadas en sus fórmulas. Estas pruebas se han llevado a cabo en los productos más delicados del porfolio: los recomendados para bebés, niños, adolescentes y mujeres embarazadas, y aseguran que su aplicación no tiene efectos adversos en los principales mecanismos endocrinos.
Una fuerte iniciativa, genuina desde el punto de vista del posicionamiento dermatológico de SVR, que es fiel al principio de precaución que el laboratorio debe adoptar. Indudablemente, la ciencia aún tiene que avanzar en el conocimiento de los disruptores endocrinos, pero esto no impide que SVR ponga su granito de arena en los aspectos que conocemos hoy, y haya hecho pruebas en productos ya terminados y comercializados. El consumidor tiene derecho a ser informado sobre lo que contienen los productos, sus posibles efectos sobre el organismo y el derecho a saber también qué productos son 100% seguros. En SVR estamos comprometidos a garantizar un monitoreo científico continuo sobre este tema, a fin de potenciar nuestro conocimiento y nuestras formulaciones.
El objetivo es el de evaluar los tratamientos SVR para las personas más vulnerables y reformular aquellos que no sean validados por las pruebas.
EL DEBER DE TRANSPARENCIA DE SVR
Para saber si nuestras fórmulas inducen a una alteración endocrina en el cuerpo, realizamos una serie de tests a nuestros productos terminados con sus envases finales en un laboratorio independiente especializado durante más de diez años en medir los efectos adversos de los disruptores endocrinos en organismos vivos. Colaboramos con ellos para ayudarnos a comprender los mecanismos de la disrupción endocrina y garantizar con su experiencia la muy alta seguridad en nuestros tratamientos.